La crisis económica y la ideología del PP ha relegado a un segundo plano las políticas de género, que son ahora preocupaciones 'de segunda o de tercera categoría' o 'división', término para hacer feliz a nuestro futbolero e inútil presidente.

A pesar de haber igualado e incluso superado el nivel educativo de los hombres, en este país las mujeres seguimos estando contratadas y copamos los empleos de menor remuneración y más baja productividad. La segregación laboral que persiste en el mercado español explica cómo el género sigue siendo un factor desencadenante de la discriminación y la vulnerabilidad de las mujeres en el trabajo frente a los hombres.
Por si esto fuese poco, el paro tiene hoy rostro de mujer. Si en los primeros momentos de la crisis fueron la industria y la construcción los escenarios que protagonizaron la mayor caída de empleo; el sector servicios, donde las mujeres son mayoría, ha terminado de disparar la destrucción de trabajos.
Además desde 2010 han aumentado los empleos a jornada parcial, pero la reducción de horarios ha afectado con mayor crudeza a las mujeres. Según los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2013, en números absolutos, a finales de 2013 había 730.000 hombres con este tipo de jornada y algo más de dos millones de mujeres. Si a eso le añadimos que en la actualidad, en España hay 2.827.000 mujeres en paro... ¡Que cuerno vamos a celebrar hoy!
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