sábado, 21 de septiembre de 2013

VALENCIA, BENDITA VALENCIA

La Audiencia Provincial de Castellón acaba de condenar, a Carles Mateu Blay, a seis meses de prisión -que no cumplirá por no tener antecedentes- por un conflicto lingüístico que mantuvo con unos agentes que le pararon para un control de alcoholemia. 

Los hechos ocurrieron el 21 de diciembre del año pasado en Almassora (Castellón). Mateu iba a recoger a su hijo a la escuela cuando la Guardia Civil le dio el alto. Ahí comenzó una discusión por el idioma utilizado entre agentes y conductor, ya que los primeros exigieron al segundo que dejara de hablar en valenciano y lo hiciera en español. Mateu se negó y la pelea dialéctica se alargó hasta tres horas. ¿TRES HORAS DISCUTIENDO mientras el niño esperaba en la escuela?...
Nota: la prueba de alcoholemia dio negativa.

Después, llegaron las denuncias cruzadas.  Los guardias le denunciaron por no llevar el cinturón de seguridad, por no usar el chaleco reflectante y por negarse a someterse al control de alcoholemia. Mateu lo hizo por denuncias falsas. "Llevaba el chaleco y tengo los resultados de las pruebas", sentencia él.

Llegaron hasta el juzgado que le dio la razón, tras escuchar a uno de los agentes implicados, que reconoció haber obligado a Mateu a hablar en español y desmontó el resto de acusaciones de sus compañeros. Pero ahora la Audiencia ha archivado la causa por las denuncias falsas y considera que el negarse a dejar de usar el valenciano fue una estrategia de Mateu para retrasar el control de alcoholemia. Resultado, retirada de carnet durante un año y un día y 6 meses de cárcel. 

¡ESTO ES LA ESPAÑA Y LA VALENCIA DEL PP, SEÑORES! = ESPERPÉNTICAS.

3 comentarios:

Daniel dijo...

Otra vuelta de rosca más a la boina de la Marca España.

Anónimo dijo...

¡Ala! Un añito sin carnet por pasarse de listo y por irresponsable. A ver quien va ahora a recoger al niño a l colegio.

DOC27 dijo...

Irresponsable, puede; pero la lengua valenciana es co-oficial en esa Comunidad por lo tanto él ejercía su derecho, los otros su chulería, sectarismo y prepotencia. Vamos, como en los mejores tiempos del Caudillo.
Pobre España.