Una larga agonía, la de don Juan, que pudo permitir a sus hijos ahorrarse una auténtica fortuna en impuestos.
En aquel año 1993, la normativa sobre el impuesto de sucesiones en Navarra permitía tributar por el régimen foral a aquellos contribuyentes que muriesen en aquella comunidad autónoma, habiendo residido en este territorio al menos seis meses antes del fallecimiento. Según fuentes de la Hacienda Navarra, en 1993 el impuesto de sucesiones estaba exento en esa comunidad foral y únicamente se tributaba el 0,8% correspondiente al impuesto por "Actos Jurídicos Documentados".
De haber tributado en Madrid y atendiendo a la información ofrecida por el diario El Mundo que daba cuenta de laherencia millonaria dejada por don Juan de Borbón a sus hijos, éstos debían haber atendido también un millonario pago en impuestos. Los tipos aplicables irían, en diferentes tramos desde el 7,65% hasta el 34%, unas cifras extraordinariamente alejadas del 0,8% navarro.
En un cálculo rápido podemos llegar a la conclusión que el Rey tuvo que pagar 3 millones de pesetas (el 0,8% de 375 millones); si los pagó, claro...Pero si hubiese estado en Madrid, o no hubiera pasado tantos días inconsciente y hubiera fallecido antes de que se cumplieran los seis meses desde su ingreso en la clínica, el rey don Juan Carlos hubiera tenido que tributar sucesiones en Madrid. Así, hubiera tenido que abonar 116.755.278 pesetas por los 375 millones de las cuentas suizas, atendiendo a las tarifas establecidas.
De 3 a 116 van exactamente 113 millones. No está mal.
Como soy un poco mal pensada, ahora me pregunto ¿por qué se fue a Navarra y seguro que no fue mantenido con vida hasta cumplir el plazo y disimularlo con unos días de más.?... Con todo lo que estoy viendo, ya me cuesta mucho no pensar mal de absolutamente todo y todos. Antes era mucho más incauta.
1 comentario:
Por 113 o 116 millones de pesetas, ya que no creo que pagase ni un céntimo, no dudo que Juan Carlos tuvo muy claro lo que se tenía que hacer, por algo su padre fue ya ingresado en Navarra. Por si acaso, claro.
No existen las casualidades, existen las maniobras.
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